En las últimas décadas, la ciudadanía se ha involucrado en los procesos de toma de decisión política y ha aprovechado los diferentes espacios y situaciones para comunicar sus preocupaciones, en un contexto institucional que es cada vez más técnico. La instauración del concepto de Crowdlaw durante este tiempo, aquel que hace visible el potencial de la participación ciudadana digital para alcanzar la eficiencia y legitimidad en el proceso legislativo de los países, ha provocado que la opinión de los ciudadanos en asuntos públicos se vuelva aún más relevante que antes. Ya que las experiencias de la ciudadanía son una fuente novedosa para obtener opiniones, argumentos e ideas, su uso y almacenamiento permite a los gobernadores tener datos útiles y realistas para incorporar en las discusiones de política. De esta manera, la ciudadanía de hoy en día, arrastra un gran progreso pues no sólo se caracteriza por participar en una democracia que es cada vez más activa, sino que también hace uso continuo de la tecnología para aprovechar la inteligencia colectiva que es capaz de generar.